Las posibilidades de aprovechar mejor la corteza de los árboles para ahorrar recursos son amplias y van desde el procesamiento hasta el esmaltado y las fibras textiles. No obstante, cada año quedan sin utilizar aproximadamente 60 millones de toneladas de corteza. En una interacción de diseño práctico e investigación básica, el Proyecto Corteza examina la composición química y estructural de la corteza de los árboles y llega a la conclusión de que la corteza puede ser flexibilizada, prensada o procesada para convertirla en pigmento de manera ecológica en sólo unos pocos pasos de trabajo.