Las zapatillas de correr comunes ya no proporcionan suficiente amortiguación después de unos cientos de kilómetros. Un zapato así no sólo es insalubre para las articulaciones, sino que además hace que correr sea agotador. Por eso, aunque la zapatilla siga estando en plena forma, cada año se tiran miles de pares. La zapatilla para correr promete un mejor rendimiento, menos lesiones y reduce los residuos al mínimo. Las piezas individuales pueden montarse libremente y sustituirse al final de su vida útil. Es hora de revolucionar la industria del calzado.