La preocupación antropocéntrica por la salud humana nos ha hecho cuestionar el mundo que hemos modelado a través del diseño. Symbi cuestiona nuestra cultura material, pero también cómo convivimos con el dolor crónico: cómo la tactilidad puede ayudar en afecciones como la neuralgia del trigémino, cuando el usuario siente dolor constantemente, a través del tacto y de una sensación suave, calmante y táctil. La necesidad de encontrar alternativas a los cueros veganos no biodegradables a base de PVC y PU disponibles en la actualidad ha llevado a explorar el potencial de la utilización de la película de celulosa bacteriana de la bebida kombucha y la aquafaba/algas, comúnmente percibida como residuo.